miércoles, 18 de julio de 2007

Escribir, perder el tiempo y tirar televisores

En esta entrevista realizada por la gente de la Audiovideoteca de escritores del Gobierno de la Ciudad -hoy amenazados por el desguace que pactaron Telerman y Macri-, Cozarinsky le pone nombre a los silencios, a la falta de ganas, a la estupidez que se apodera de uno cuando no se puede escribir.

El reloj de arena se da vuelta en cuanto dejamos el teclado y en ese momento empieza un recorrido que se transita con más o menos angustia. Salir, tomar, jugar al solitario o mirar la televisión hasta, literalmente, necesitar tirarla a la basura. Todo vale, todo es parte de la búsqueda.

Hasta que un día, más temprano que tarde, el mundo se revela tan aburrido y hediondo como siempre. Entonces, sólo queda contar un cuento, como el único antídoto posible para neutralizar el veneno del tiempo.



1 comentario:

Chamana dijo...

Es muy cierto. Escribir, escribir… tantas veces más anhelo que práctica, en la vorágine de corridas, con auto-justificaciones del tipo tal día me siento, siempre después, siempre más tarde, tal vez cuando primero lea tal cosa, o cuando vea tal otra, eternamente posponiendo ganas frente a obligaciones, invariablemente relegando al deseo para otro día.