jueves, 9 de octubre de 2008

El Nobel y la muerte

El francés J.M.G. Le Clézio, a quién hemos falsificado largo y tendido en este blog, ganó hoy el Nobel de Literatura. Prepárense para las ediciones que tanto buscábamos y nunca aparecían en castellano, para la arremetida de alguna editorial top (igual me alegro por la gente de El cuenco de plata y su buen ojo), y para las burradas que ya se escuchan por televisión. El presentador de TN lee el cable que le picaron con terror de equivocarse en cada palabra, porque no tiene ni idea de lo que está diciendo. Pero el Nobel es así, como el Mundial, como los Juegos Olímpicos, como la muerte, habilita a cualquier opinólogo del circo televisivo a hablar de cualquier cosa.


Y si no me creen, tendrían que haber visto esta mañana a Tomás Abraham, el primero en salir por los medios a contar quién era Nicolás Casullo. Patético. Por suerte, después habló JP Feinmann. Para los presentadores era como entrevistar al león del zoológico, preguntándole por la muerte del orangután: una incursión en un mundo completamente ajeno, habitado por bestias de dudosa domesticación.


De Casullo no puedo decir nada demasiado original. Fue mi profesor en la facultad y lo admiré de un modo casi inevitable. Sé que es infantil, pero no dejo de pensar lo de siempre en estos casos: ¿Por qué no se mueren sólo los hijos de puta?

viernes, 22 de agosto de 2008

Los lectores

André Kertész nació en Hungría en 1894. A los 12 años tuvo entre las manos su primera cámara de fotos (algo así) y, frente a sus ojos, las trincheras de la Gran Guerra. En 1925 se mudó a París, para impregnar sus imágenes con el humo de las vanguardias.


La Segunda Guerra lo separó de su hermano Jenô y lo obligó a emigrar a Estados Unidos. Allí comenzó a trabajar en revistas como Harper's Bazaar, Vogue y Life, y se convirtió en uno de los padres del fotoperiodismo. Mientras tanto, Jenô huía del nazismo y llegaba a Buenos Aires, donde trabajaría como sastre durante más de 40 años.


André viajó muchas veces a la Argentina para visitar a su hermano. Al mismo tiempo, continuaba con una antigua obsesión: fotografiar personas leyendo. Ese trabajo se publicó en 1971 bajo el título On reading. La semana pasada el New York Times reveló que la editorial Norton acaba de reeditar esas fotos tomadas por Kertész entre 1920 y 1970. Una de ellas, de 1962, muestra a un hombre de pie, con un libro entre sus manos, frente a una pintada de alguna calle porteña -me encantaría saber cuál-.


Kértesz murió en 1985, a los 91 años, en New York. Pocos días antes había estado en Buenos Aires, presentando una muestra sobre su obra en el Museo Nacional de Bellas Artes.

viernes, 15 de agosto de 2008

Celuloide

Las noticias que llegan desde el otro lado del mundo obligan a hablar de cine. A la nueva apuesta de Palahniuk en la pantalla grande se le sumarán en los próximos meses otros dos estrenos "literarios". Michel Houellebecq probará suerte como director con La posibilidad de una isla, basada en la novela homónima que comentamos en los albores de este blog. El estreno en Europa está previsto para el 10 de septiembre.

Confieso que el trailer no me atrajo mucho, y todavía queda el mal recuerdo de la versión que perpetraron con Plataforma. Como para reforzar el prejuicio, la crítica fue implacable en los preestrenos en festivales internacionales. Igual, habrá que animarse.



Un mes después, el 10 de octubre, se presentará oficialmente Lezione 21, escrita y dirigida por Alessandro Baricco. Aunque las primeras reseñas no son muy piadosas con el italiano, la película tuvo un presupuesto holgado y apunta a redituar con una audiencia amplia. Para eso cuenta con protagonistas como John Hurt, Noah Taylor y la nueva diosa-progre-cool Leonor Watling (a no emocionarse muchachos que está en pareja hace rato con Jorge Drexler).

El avance alcanza y sobra para hacerse una idea de lo que podemos esperar para cuando llegue a estas pampas.



La yapa: Palahniuk, Houellebecq y Baricco se cruzaron en el Festival de Locarno.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Aire viciado

En los inicios de este blog hablamos de Asfixia, la vertiginosa novela de Chuck Palahniuk que estaba predestinada al cine. El momento llegó: el próximo 26 de septiembre la película se estrena en Estados Unidos de la mano de la Fox.

No es novedad la buena relación del autor de El club de la pelea con la pantalla grande, y es claro que esta historia tiene todo para convertirse en un tanque del mercado bizarro. Mientras tanto, ¿qué le queda por perder a la buena prosa de Palahniuk en esta transposición? Probablemente mucho.


Sin embargo, la versión cinematográfica, a cargo del debutante Clark Gregg, ofrece algunas perlitas destinadas a atraer lectores-espectadores. En primer lugar, los protagonistas. Parece que Sam Rockwell da muy bien con el perfil del protagonista, Víctor Mancini. Su madre, personaje clave en la novela, es la eterna Anjelica Houston. Y Page Marshall, la enfermera del geriátrico donde está internada Ida Mancini, será interpretada por Kelly Macdonald, a quien ya vimos en la exitosa Sin lugar para los débiles.

El resultado de este extraño mix ya se percibe en el trailer y no huele tan mal.




Por último, un dato para collectors: Radiohead cedió esa joya llamada Reckoner para que suene sobre los créditos, en el final de la peli. Una buena razón para no abandonar la butaca antes de tiempo.

miércoles, 30 de julio de 2008

Rebelión en la blogósfera

A partir del próximo 9 de agosto, los diarios personales de George Orwell se publicarán en un blog, respetando el orden y la frecuencia de los originales. Cada día aparecerá la nota correspondiente a esa misma fecha, escrita 70 años atrás. La idea está a cargo de los organizadores del famoso Orwell Prize -el reconocimiento británico a los mejores escritores y periodistas políticos- e incluye material de los diarios domésticos, pero también de los apuntes políticos del autor de 1984.

El cabezal que armó la gente de Orwell Prize para difundir el blog.

Los diarios se extienden desde 1938 hasta 1942. Por lo tanto, el blog deberá actualizarse permanentemente hasta el 2012. Allí podrán leerse las percepciones de Orwell respecto del avance del nazismo y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Además, es posible suponer que las primeras entradas del blog estarán impregnadas por la particular situación del autor hacia 1938. El año anterior, mientras participaba de la guerra civil española en las filas del anti estalinista POUM, Orwell recibió un disparo en el cuello. Poco después se trasladó a Marruecos, donde vivió durante seis meses mientras se recuperaba de aquella herida.

Al mismo tiempo, el POUM fue declarado ilegal por el Partido Comunista español. Perseguido por el propio gobierno republicano, el movimiento conducido por Andreu Nin se acercó a los sectores anarquistas herederos de Durruti. En junio de 1937, Nin fue capturado por agentes de Stalin, torturado y asesinado. Parte de esta experiencia de Orwell en España aparece en el célebre Homenaje a Cataluña y seguramente se refleja en las observaciones apuntadas en los diarios.

Habrá que esperar al sábado 9 para que empiece a revelarse la incógnita. Pero hay algo de lo que no tengo dudas: el blog de Orwell va a ser más actual que muchos otros, escritos en riguroso presente.

jueves, 24 de julio de 2008

Cuadernos del desasosiego

La Biblioteca Nacional de Portugal acaba de digitalizar y subir a la web veintinueve cuadernos de Fernando Pessoa en los que pueden leerse apuntes, poemas, notas domésticas y hasta juegos con palabras en diferentes idiomas.



Los heterónimos, esas múltiples personalidades que lo volvieron único, habitan también en cada una de las libretas. La colección está dividida en dos partes: por un lado se presentan los cuadernos firmados por el propio Pessoa, por el otro, aparecen los de su alter-ego Alberto Caeiro.

Como lo hizo con Ricardo Reis, Álvaro de Campos y muchos otros heterónimos, Pessoa también trazó una biografía de Caeiro. Este "maestro", que siempre me ha recordado al Astrólogo de Los siete locos, es quien llega para rescatar al poeta de las dudas y el misticismo en marzo de 1914. Ese mismo día Pessoa/Caeiro escribe más de treinta poemas de corrido, los cuales forman parte de uno de los cuadernos hoy digitalizados: O guardador de rebanhos.



Caeiro es el poeta de las sensaciones, desprecia todo simbolismo y es el único heterónimo que no escribió prosa. Según Reis (sí, en el universo Pessoa un heterónimo puede definir a otro ¡y criticarlo!) "la vida de Caeiro no puede narrarse pues no hay en ella más que contar. Sus poemas son lo que hubo en su vida. En todo lo demás no hubo incidentes, ni hay historia".

La frase recuerda otro escrito del portugués que Luis Eduardo Aute transformó en canción: "El mundo es lo que a él traemos / todo existió porque existí/ hay porque vemos / ¡Y hay mundo porque yo lo vi!".

Para mí, pensar en Pessoa sigue siendo pensar en fragmentos. Múltiples cristales rotos a los que jamás les preocupará recuperar la unidad. Cada uno de ellos lleva en sí un reflejo, la promesa de una luz infinita. Este fragmento de Escrito en un libro abandonado en un viaje lo define entero:


"Tengo el cansancio anticipado de lo que no voy a encontrar. Si en determinado momento me hubiera vuelto para la izquierda en lugar de para la derecha. Si en cierto instante hubiera dicho sí en lugar de no, o no en lugar de sí. Si en determinada conversación hubiese tenido frases que sólo ahora en el entresueño elaboro. Si todo esto hubiera sido así hoy sería otro y quizá el Universo entero sería insensiblemente llevado a ser otro también. Pero sólo ahora lo que nunca fui ni seré me duele. Voy a pasar la noche a Sintra porque no puedo pasarla en Lisboa pero cuando llegue a Sintra me va dar pena de no haberme quedado en Lisboa. Siempre esta inquietud sin resolución, sin nexo, sin consecuencia. Siempre, siempre, siempre. Esta angustia excesiva del espíritu por nada. En la carretera de Sintra, o en la carretera del sueño, o en la carretera de la vida. A la izquierda hay una casucha al borde de la carretera. A la derecha, el campo abierto con la luna a lo lejos. El auto que parecía hace poco proporcionarme libertad es ahora algo en lo que estoy encerrado. A la izquierda, hacia atrás, la casucha modesta. La vida allí debe ser feliz sólo porque no es la mía. Si alguien me ha visto desde la ventana de la casucha soñará: ese que va en el auto es feliz".


Para leer:

martes, 22 de julio de 2008

Cuentacuentos

El viernes en Eterna cadencia se presentó Cuentomilibro.com. La idea de este videoblog es que distintos autores expliquen de qué va su nuevo libro por medio de un video que se puede copiar, descargar o compartir a través de las famosas "redes sociales".

Por ahora el sitio cuenta con unos treinta videos y la idea es incorporar tres piezas nuevas cada semana. De concretarse esa frecuencia de actualización, Cuentomilibro se puede transformar en un recurso interesante al que no le faltará apoyo de parte de las grandes editoriales. Eso sí, esperemos que el antropófago mercado del libro local no devore la iniciativa para terminar ofreciendo lo mismo de siempre en un nuevo formato.

Hasta hace poco, el único recurso similar era la Audiovideoteca de escritores del Gobierno de la Ciudad, pero cayó en las garras de Maurizio y el Guasón, como ya comentamos en su momento.

Entre los que se animaron a abrir el fuego en Cuentomilibro aparece Martín Kohan con Ciencias morales.



También me sorprendió encontrar a Rodolfo Rabanal, ex Subsecretario de Cultura durante el gobierno de Raúl Alfonsín -todo tiene que ver con todo-, y autor de la delicada novela Cita en Marruecos. En este caso habla de su último libro de ensayos, El roce de Dante, que publicó Seix Barral.


viernes, 18 de julio de 2008

El escritorio del escritor

Los lugares de trabajo hablan de los trabajadores, de lo que allí se hace, de aquello que de una u otra forma se convierte en mercancía. Y, alguna veces también, en obra de arte.

Después de leer El buda de los suburbios, yo pensaba que Hanif Kureishi era un escritor de bar. Sin embargo, con Intimidad y Mi oído en su corazón empecé a sospechar que podía tener un escritorio atiborrado de cosas que, al observar en detalle, dejara ver ciertas zonas del más tradicional empapelado british. Una cosa así...



El estudio de Martin Amis lo mostró ADN, en una entrevista publicada hace algunos meses. Excepto por la silla, que me recuerda a las de la casa de mi abuela, no cambiaría un solo detalle...


La guarida de Graham Swift es tan perfecta como su prosa, aunque demasiado fría para mi gusto. Quizá allí escribió El país del agua y Últimos tragos. Pero yo prefiero creer que en esa oficina de detective privado alumbró La luz del día, su novela "casi negra".



Virginia Woolf no deja dudas. La autora de Orlando ¿podría haber tenido un escritorio que no fuera éste?


Todas las fotos las tomé del informe especial Writers' Rooms que publicó The Guardian y en el que aparecen también las habitaciones de Rudyard Kipling, Roald Dahl, Bernard Shaw y muchos otros.

La nota me recordó la habitación del hotel Ambos Mundos en La Habana, donde Ernest Hemingway escribió Por quién doblan las campanas. Estuve ahí en enero del 2000 y unos días antes Ricardo Piglia había pasado por el mismo lugar. Su firma en el libro de visitas recuperaba una de sus antiguas pasiones y decía algo así como: "Una habitación de hotel es el mejor lugar para escribir una novela. Y ésta debe ser una de las mejores habitaciones para hacerlo".


Tras su paso por el Ambos Mundos, Hemingway alquiló la Finca Vigía, en las afueras de la capital cubana. En Islas a la deriva aparece una descripción del trayecto desde esa casa hasta el centro de La Habana que es uno de los textos más precisos y emotivos que he leído jamás. La Finca, hoy convertida en museo, es una casa tradicional de los años '20, a la que Hemingway le agregó una torre de tres pisos, independiente del edificio principal, en cuyo último piso él tenía su estudio.

La casa está repleta de parafernalia del autor de Fiesta: bibliotecas enteras, trofeos de caza, armas, cuchillos y botellas con bebidas que tienen más de 60 años. En el parque, además de las tumbas de sus amados perros, está el famoso yate de pesca con el que se aventuraba por el Caribe: el Pilar. ¿Hace falta que diga que el escritorio del Viejo, en lo alto de su torre, sigue siendo mi preferido?

miércoles, 16 de julio de 2008

Mamihlapinatapai. Una mirada

Vía El hombre que comía diccionarios me entero que mamihlapinatapai es una de esas palabras hermosas que se perdieron con las lenguas cortadas durante la conquista de América. Pero además de su belleza, este vocablo propio de los Yámanas (uno de los pueblos originarios de la Tierra del Fuego) tiene la particularidad de aparecer en el siempre bizarro Libro Guinness de los Récords como "la palabra más suscinta del mundo". Su significado es a la vez extraño y familiar: se refiere a "una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean pero que ninguno se anima a iniciar".


La Isla de los Pájaros, tierra Yámana en pleno Canal de Beagle


¿Qué acciones abarcaría esta definición? ¿Se mirarían dos yámanas antes de asaltar una presa de caza? ¿Al comenzar a remar para impulsar sus canoas? ¿O antes de tener sexo? ¿Mamihlapinatapai describiría una situación frecuente, o algo excepcional? Es difícil saberlo. Lo cierto es que la palabra implica un alto nivel de abstracción, además del poder de síntesis destacado por los Guinness boys.

El rescate de la lengua yámana se lo debemos en gran parte a Thomas Bridges, uno de los misioneros de la Patagonian Missionary Society que se preocupó por aprender el idioma de los nativos y escribió un primer diccionario yámana-inglés que incluía más de 30 mil términos. Bridges también fundó el primer asentamiento cerca de lo que hoy es Ushuaia.

Pero antes de la llegada de los misioneros, hubo un experimento de evangelización bastante más cruel. En Patagonia: mitos y certezas, Alejandro Winograd cuenta la historia de los cuatro yámanas que fueron secuestrados y llevados a Inglaterra por el capitán Robert Fitz Roy en su primer viaje al Atlántico Sur a bordo del Beagle, en 1830. Se trataba de tres hombres y una nena, que fueron rebautizados por la tripulación como Jemmy Button, York Minster, Boat Memory y Fueguia Basket. Meses después, dos de los varones (Boat Memory murió de viruela antes de llegar a Europa), y la chica desembarcaron en Londres. Allí, vestidos a la moda europea y con un rudimentario inglés aprendido durante la travesía, se entrevistaron con los reyes Guillermo IV y Adelaida de Sajonia.

La prensa se hizo eco de la exótica transculturación puesta en marcha por el capitán del Beagle, un exponente de la alta burguesía británica y cristiano fundamentalista. Desde este lugar y siguiendo el paradigma antropológico de la época, Fitz Roy había supuesto que los yámanas debían ser incluidos en un proceso de "civilización" que fusionara aspectos educativos y religiosos.

Sin embargo, el proyecto debió enfrentar el reclamo de voces humanitarias -predecesores de los actuales defensores de los derechos de migrantes y refugiados- que se oponían a la exposición de los indios como fenómenos de circo. La presión fue tal que Fitz Roy decidió acelerar el regreso de los yámanas a la Tierra del Fuego y los incorporó a su viaje de 1831, otra vez a bordo del Beagle. Esta vez, los yámanas contarían con un excepcional compañero de travesía: el joven naturalista Charles Darwin, cuyas discusiones con Fitz Roy -acérrimo defensor de las teorías creacionistas- se convirtieron en una expresión más del clásico clima de época.

Los tres yámanas sobrevivientes fueron devueltos a sus islas y poco más se supo de ellos, hasta que en 1834 el Beagle, de regreso a Inglaterra, volvió a pasar por las islas. Allí se reencontraron con Jemmy, cuyo verdadero nombre era Orundellico. El yámana conservaba un buen manejo del inglés pero había vuelto a usar su vestimenta tradicional y rechazó todos los ofrecimientos que le hicieron para volver a Europa.


El Chaltén, rebautizado Fitz Roy, en Santa Cruz.


Más de veinte años después, Orundellico fue acusado de organizar una rebelión contra la primera misión evangelizadora que la Patagonian Missionary Society montó en las islas. Como resultado del ataque de los yámanas -a los que todos los cronistas describen como absolutamente pacíficos, pero que imagino estarían hartos de ser objeto de experimentación- el grupo de misioneros británicos fue masacrado en su refugio de la bahía de Wulaia. Jemmy murió en 1863. Poco después, uno de sus hijos siguió sus pasos y visitó Inglaterra guiado por otro misionero, Waite Stirling.

La historia de Orundellico, o Jemmy Button, fue contada por Bruce Chatwin en el increíble Patagonia. La escritora argentina Sylvia Iparraguirre también le dedicó su novela La Tierra del Fuego. Y lo más extraño de todo: husmeando en la red para escribir este post me encuentro con que el bueno de Jemmy pronto tendrá una película, realizada por dos productoras chilenas.

martes, 3 de junio de 2008

Libros de la calle

Esta tarde, cuando ella salió del trabajo, caminó unos metros por Viamonte hacia la esquina de Junín. Vio un grupo de gente arracimada en torno a una pila de libros que ocupaba casi todo el ancho de la vereda y un par de metros de largo, justo a la altura de la famosa Bolsa del libro. De a ratos un cartonero salía de adentro de la librería y volcaba más volúmenes, mientras pedía una "colaboración" por el laburo.

Ella se detuvo y trató de adivinar entre viejos vademecums y folletos sobre administración de consorcios algún diamante perdido. Vio una tapa gastada, que alguna vez fue violeta y hoy apenas se anima al rosa. Al pie descubrió la sigla clave: EUDEBA. Y en algún lugar resonó el célebre eslogan de Boris Spivacow, "más libros para más".

El título -a esta altura, una pequeña anécdota- es un clásico de Torcuato Di Tella: Sociología de los procesos políticos. En la primera página tiene un fichado de biblioteca circulante; en las interiores, aparece un subrayado minucioso con lápiz negro y algunas anotaciones con letra tímida y redondeada. Portantiero, Murmis, Prebisch, Germani, O'Donnell y Nun, merodean por los agradecimientos y el prólogo, fechado en 1984.

Los libros saben esperar en silencio, agazapados en los pliegues de las bibliotecas. Pero cuando de verdad hace falta, un impulso vital los ayuda a salir a la calle. A buscar otras manos, a profanar otras conciencias, que para eso nacieron.